En las mayorías de iglesias no lo dejarían entrar, pero en esta comunidad y los que asisten a la iglesia, aceptan a Tommy con los brazos abiertos, pues acude cada mañana al altar. Incluso le alimentan porque va al servicio de misa, permanece en calma y nunca ha ladrado mientras está dentro de la iglesia.
¿Por qué?
Pues desde hace 6 meses que falleció su dueña María a los 57 años de edad, en un pueblo al Sureste de Italia, Tommy ha adoptado esta costumbre y es que esta iglesia fue el lugar en donde se le dio el último adiós a María Lochi la querida compañera de Tommy.
Una mañana estabamos mi madre y yo estaba paseando por la ciudad y al llegar frente a la casa estaba este pequeño cachorro, le llamó Tommy de inmediato se encariño tanto con él que de inmedianto pasó a formar parte de la familia. Cuenta Gregorio Lochi hijo de María.
Es conocido que los perros son un gran amigo fiel, y al parecer en vida y después de la vida.
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Fuente: EsNoticia